Desde el Ateneo Juvenil Capital Federal de CARBAP pudimos asistir y compartir con varios de nuestros amigos ateneístas de todo el país las disertaciones a lo largo de los tres días del Congreso.
El primer día, el foco se hizo sobre la actualidad política y social de nuestro país. Con el periodista Claudio Fantini se hizo una mirada y una descripción sobre el mundo donde nos insertaremos el día de mañana, teniendo en cuenta el papel de los adultos en nuestra sociedad.
Más tarde, Osvaldo “El Turco” Wehbe realizó un análisis sobre los jóvenes y su gran falta de compromiso hoy en día para explicarnos que nosotros tenemos mucho por mejorar si queremos ser “Iniciadores del Cambio”.
Para cerrar el día el Fray Ramiro de la Serna expuso sobre la realidad mas cruda de la pobreza en las grandes ciudades de nuestro país vinculando esto con la falta de compromiso que tenemos en general como sociedad, y las cosas que podríamos ver de otra manera si nos involucráramos un poco más con la persona que tenemos al lado y muchas veces no queremos ver.
La segunda jornada del Congreso fue completamente distinta a la primera. Sabiendo el problema, ahora nos tocaba encontrar la solución, por eso el Congreso se convirtió en una escuela donde aprendimos a ser agentes del cambio.
Bajo la idea “Líder se hace, no se nace” se desarrollaron talleres prácticos grupales para hacernos ver tangiblemente que los lideres no son un milagro sino el resultado del compromiso y la acción del día a día.
Luego, escuchamos a Carlos Peñafort, M.V. de CREA. En esta charla disparadora se buscó motivar a los participantes para lograr romper el paradigma instalado hasta el momento de una juventud no comprometida con su entorno.
Para el ultimo día del Congreso, solo quedaron reflexiones finales que sirvieron para pasar en limpio lo trabajado y emprender el camino de vuelta con la clara idea de que el cambio empieza por uno mismo y se refleja en el que tengo a mi lado.
Como ateneístas, fue un orgullo poder estar nuevamente con tantos amigos de todo el país compartiendo una experiencia tan enriquecedora. Más allá de las disertaciones y las reflexiones, lo que siempre se rescata es la posibilidad de poder encontrarse nuevamente con amigos de otras regiones que comparten la vida de ateneísta y que llevan el amor por el campo tan adentro como lo llevamos nosotros.
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